AMPAREMOS
A LA NIÑEZ
SIN
DESAMPARAR A LA DOCENCIA
El
reciente caso de Agustín, alumno de la
salita de 5 años del JIN 2 DE 12, asesinado por su padrastro nos conmueve
nuevamente. Hace solo dos meses, murieron Rolando y Rodrigo en el mismo
distrito, en el incendio de un taller clandestino.
La
muerte pone al rojo el desamparo que viven muchas niñas y niños de las escuelas
de nuestra ciudad: víctimas de trata, abusados, golpeados, hacinados, a merced
del narcotráfico o las adicciones del entorno familiar o barrial, inseguros
emocionalmente por la desocupación de sus familias o la falta de un techo
estable.
La
escuela es, quizás, una de las pocas instituciones que atraviesa a casi todas
las familias y por tanto, la que puede escuchar a esa niñez desvalida. La función
de la escuela es detectar casos donde se
presume violencia y notificar a las autoridades para la intervención de
profesionales de la salud y de la justicia que deberían diagnosticar,
comprobar, dar protección y amparo. La escuela no diagnostica, ni prejuzga cuál
de los integrantes del entorno familiar es confiable para darle la información
que recibió de la niña o niño, o de los indicadores que ha detectado en su
cuerpo o actitud. Pero no siempre la escuela ve lo que ocurre pues no hay
indicadores manifiestos o porque no fue capacitada para advertirlos.
De
todos modos, en muchos casos en que se presume la existencia de violencia y
habiendo sido notificados los organismos previstos según el protocolo vigente
en la Ciudad (Resolución 655/07), no está garantizado que se brinde la
protección debida a la presunta víctima. Los equipos de la Defensoría no dan
abasto. Los Equipos de Orientación (EOE)
cuentan solo con 130 profesionales para los más de 350.000 niños de los niveles
Inicial y Primaria de las escuelas de la Ciudad, habiendo visto reducido su
planta funcional que era hasta hace pocos años de 330 personas. En gran parte
de los casos, esas notificaciones se vuelven papeles que duermen mientras el
niño o niña sigue violentado. La impotencia lleva, muchas veces, a convocar a
algún miembro de la propia familia para llamar su atención inmediata, siendo
que éste puede ser el violento o estar encubriendo a la persona violenta.
En
un acto de abuso de autoridad, Ministerio de Educación ha resuelto la
separación del cargo de la maestra y de la directora del JIN 2, intervinientes
en el caso de Agustín. Nada justifica esta medida. La medida no fue hecha para proteger
a los niños. Solo busca algún efecto mediático para ocultar ante la población
la verdadera responsabilidad del gobierno: la falta de profesionales que
sostengan la tarea de la docencia frente a casos graves.
La
reciente movilización del 3 de junio mostró que la sociedad comenzó a decir
basta a la violencia de género. En la misma marcha se sumó el reclamo contra la
violencia hacia la niñez, muchas veces víctima del mismo círculo de perversión.
La docencia es un aliado en esa lucha. Desampararla es una decisión absurda.
La
comunidad de la escuela rechazó en forma unánime esta decisión. Las docentes,
comprometidas con la escuela pública y con los derechos de los niños, son
defendidas por familias y docentes. Nos sumamos a ese rechazo, reclamamos la
restitución a sus cargos y la anulación de los sumarios en su contra. En
cambio, exigimos se complete la planta funcional faltante de los EOE y se los
incremente hasta contar con, al menos, un equipo cada 500 alumnos. Se realicen
campañas educativas públicas preventivas contra la violencia de género y contra
la niñez. Se brinde formación a docentes sobre el tema para incluirlos en los
contenidos curriculares y acerca de las líneas de intervención que competen a
la escuela.
LUNES
13 DE JULIO: Abrazamos las escuelas de la ciudad por justicia para Agustín
MIÉRCOLES
15 DE JULIO: Paro y concentración frente al Jardín 2 D.E. 12. Restitución a sus
cargos y cese de los sumarios a las docentes.
Laura
Marrone
Integrante
de la Comisión de Educación y de Mujer, niñez y adolescencia de la Legislatura
de Ciudad por el Frente de Izquierda (FIT) - Izquierda Socialista.
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