Evaluación externa de la Educación en
Ciudad de Buenos Aires:
Los
dos proyectos van por la mala senda…
La Comisión de Asesores
de la Legislatura
está tratando en sus sesiones, dos proyectos de Ley referidos a evaluación de la educación en
Ciudad de Bs AS. El del PRO propone la creación de un Instituto Autárquico de
Evaluación y el del F.P.V., sostenido por UTE,
una Ley de Evaluación Integral y la creación de un Consejo de Evaluación de la
Ciudad. Señalada por diversos
diputados la necesidad de buscar acuerdos sobre los temas en cuestión,
autarquía o no de los responsables de la evaluación, conceptos de evaluación y
de calidad, las sesiones continuarán en las próximas semanas. La asesora de la Diputada Gorleri
(Presidente de la Comisión
de Educación) señaló que la base de un posible acuerdo entre los dos proyectos
se hallaba contenida en el Plan Quinquenal presentado por el Poder Ejecutivo nacional y que
tiene Resolución 188/12 del Consejo Federal bajo el título Plan Nacional para la Educación Obligatoria
y la Formación
Docente.
Efectivamente, en su
anexo II, el mencionado plan establece la meta para el 2016 del
sostenimiento de un Sistema Nacional Integrado de Evaluación del Sistema
educativo. Dicho sistema debería definir indicadores para la evaluación, integrar
información de O.N.E., T.E.R.C.E. y P.I.S.A., relevar información sobre
aprendizaje de alumnos, instituciones educativas en nivel primario y medio, del
sistema educativo, entre otros.
El Instituto
autárquico, originalidad del PRO, permitiría a la Dirección de evaluación
recibir fondos por fuera
de los estrictamente presupuestarios del Gobierno de la Ciudad. Sin embargo,
la evaluación que pretende tiene el mismo carácter integral de la propuesta por el F.P.V. aunque este último
plantee realizarla a partir de un Consejo Evaluador que actuaría dentro del
Ministerio y sin autarquía financiera.
Al pretender
modificar lo existente, ambos bloques están diseñando algo nuevo. En realidad
lo único que falta a las innumerables evaluaciones existentes, escolares,
jurisdiccionales, nacionales e internacionales, es hacer evaluaciones
censales, vinculantes que permitan medir el rendimiento estudiantil, y por tanto el desempeño docente.
No importa lo que se declare desde el discurso, por ejemplo su carácter “no punitiva”.
La herramienta es la que da cuenta de la intencionalidad.
Estos proyectos
estarían en consonancia con otras medidas que habría adoptado el PRO en febrero
de este año, como la contratación de la empresa holandesa I.E.A.
(International Educational Asociation) a quien ya abonó 195.000 dólares y 75
mil euros[1]. La evaluación de esta
empresa sería de las actitudes y los valores de nuestros alumnos mediante el
uso de pruebas psicométricas. Empecemos por
los instrumentos. Los test sicométricos han sido cuestionados por las actuales corrientes de la
psicología educacional por conducir
a clasificaciones interindividuales a-históricas, que no aportan a comprender
los procesos de aprendizaje en su contexto así como de sus dificultades.
Agreguemos a esto el carácter del objeto que se pretende evaluar,
fundamentalmente ideológico. ¿Quién decide cuales son los valores a
medir? ¿Estamos ante la legitimación de una herramienta de control
social? ¿Sin siquiera velar sus propósitos? Algo obsceno. Descarnado. ¿Quién es
la voz autorizada para controlar los valores de nuestros alumnos? ¿Quién va a
controlar esa información de los valores de nuestra niñez y juventud? ¿Es re-vinculable
la información a las personas evaluadas. ¿Qué cuidados éticos hay sobre esa
información? ¿Hay firma de consentimiento informado por parte de los evaluados?
¿Quién va a firmar el consentimiento en caso de los niños y adolescentes?
Otro de los
anuncios del Ministerio de Ciudad, en la misma dirección la difusión, es
la implementación del “El Boletín de mi escuela” que durante Junio empezó a ser
distribuido en algunas escuelas y que contiene información de datos
socio-demográfico (pobreza, desocupación, población) y de indicadores
educativos (repitencia, sobre-edad, escolarización). Los mismos servirían
para establecer un régimen de premios como viajes a Bariloche o bibliotecas
para aquellas escuelas que lograran mejorar sus índices de calidad, según
manifestó el Ministro Bullrich al Diario La Nación el 31 de mayo del corriente año[2].
El régimen de
premios y castigos, o sistemas de estímulo-respuesta fueron hace varias
décadas a parar al cajón de la basura de nuestro sistema educativo por responder a un formato conductista de
la educación que en lugar de promover el deseo de aprender, intrínseco al
proceso mismo de aprendizaje, genera conductas que lo que buscan es obtener un
premio o evitar un castigo.
Al mismo tiempo,
el ranking de escuelas se ha demostrado como absolutamente negativo allí donde
se aplicó (EEUU, Chile) pues provoca el corrimiento de matrícula de las
escuelas desfavorecidas hacia las que tuvieron mejores resultados, condena a
las que tuvieron menos resultados a menos recursos y con ello profundiza las
diferencias.
Lamentamos el
desconocimiento de las autoridades educativas de estas cuestiones elementales
hoy de las Ciencias de la Educación. Indudablemente la formación de ambos
promotores de estas políticas, Bullrich como analista de Sistemas y Montoya
como economista opera en contra del diseño de una política educativa que
permita mejorar la educación de nuestra Ciudad.
Los mencionados
funcionarios están comprando, caro, viejo y de descarte sistemas de evaluación
diseñados hace 20 años por las
reformas neoliberales que ya fracasaron. No solo no mejoraron la
educación sino que la dañaron pues condujeron al empobrecimiento del
currículo. La enseñanza se ve suspendida tiempo antes de su aplicación
para dar pie al adiestramiento de los alumnos a los contenidos estándares de
las pruebas externas. Justamente esta experiencia condujo este mes de junio en
E.E.U.U. a que en numerosas escuelas padres, docentes y alumnos impidieran su
aplicación con movilizaciones callejeras, lo que provocó que en varias ciudades
las autoridades educativas se vieran obligadas a abolirlas[3]
Su aplicación
tardía en nuestra ciudad sería un retroceso.
Desde Ademys
venimos sosteniendo que estos sistemas de evaluación externas, estandarizados,
censales, no sirven para mejorar la educación sean estos efectuados desde
organismos autárquicos u organismos internos al propio ministerio.
Lo que está en cuestión, no es una mera autonomía del manejo de finanzas sino
el sentido mismo de este tipo de evaluaciones, verdaderas pérdidas de tiempo de
aprendizaje y de recursos públicos.
Ademys reitera
ante la Comisión
de Educación de la Ciudad
de Bs As y el propio Ministerio de educación su pliego de 12 PROPUESTAS PARA MEJORAR LA EDUCACIÓN. Entre ellas destaca la necesidad de
poner en forma urgente en la agenda educativa de la ciudad, un plan de formación docente
continua en servicio como parte de la jornada laboral, y sin pérdida de días de
clase para los alumnos.
PARA CONOCIMIENTO DE LA
TOTALIDAD DE PROPUESTAS CONSULTAR
PRESENTACIÓN EN SLIDESHARE: Evaluación de la educación en Ciudad de Bs As por
la mala senda.
Bs As, 1 de Julio 2013
Laura Marrone
Secretaría de Asuntos Pedagógicos
Ademys
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