A propósito de
los talleres de la “Cámpora” y la línea 0800 del PRO:
¿Cuál es la diferencia entre la
formación ciudadana y el adoctrinamiento político-ideológico?
Claudia Baldrich
Laura Marrone[1]
La polémica
abierta por la oposición en los medios acerca del uso partidario de las
escuelas que realiza el Gobierno del Frente para la Victoria (F.P.V.) en las
escuelas y la convocatoria del Ministro de Educación del Gobierno del PRO en
Ciudad de Bs AS a su delación por una línea 0800 nos convoca al debate. La
denuncia es contra los talleres del "El héroe colectivo", auspiciados
por la Dirección de Fortalecimiento de la Democracia, dependiente de la
Jefatura de Gabinete y a cargo del dirigente de La Cámpora, Franco Vitali.
El debate
plantea algunos interrogantes: ¿Existe neutralidad ideológica en el sistema
educativo? ¿Cuál es la diferencia entre formación ciudadana, fortalecimiento de
la democracia y adoctrinamiento político-ideológico?
Develemos lo
oculto
Desde
la historia que nos dejó Mitre a la fecha, la escuela hizo recortes
arbitrarios del conocimiento y por tanto adoctrinamiento ideológico. Blanquizó
la cultura escolar y justificó el genocidio indio para beneficio de las grandes
familias que como los Bullrich, los Martinez de Hoz y otros nombres de la
Sociedad Rural se hicieron latifundistas gracias a las campañas al desierto. Silenció la persecución a los obreros
anarquistas, socialistas y comunistas que en la primera mitad del siglo XX
denunciaban las condiciones de explotación de la clase trabajadora por parte de
los nacientes sectores empresarios industriales. Ocultó la apropiación privada del plusvalor
en la formación del capital de los libros de economía. O las causas de la
pobreza para sustituirlos por apelaciones a la caridad de Caritas.
Recientemente, ha recrudecido el adoctrinamiento
empresario que propagandiza la libre competencia en el mercado. Autorizados por
los ministerios, tanto donde gobierna el F.P.V. o el PRO, se han empezado a
abrir las puertas de las escuelas a los empresarios que, escudados en fundaciones, adoctrinan en el libre
mercado y el consumismo como elixir de
la felicidad: Fundación "Cimientos", "Junior Achievement",
"Fundación Educacional/Coca-Cola", "Fundación Telefónica",
etc.
El caso más
fragrante de adoctrinamiento ideológico es el de las escuelas privadas que recortan el conocimiento
según el arbitrio de la entidad que las organiza, sean estas religiosas o empresarias. Bajo la
ideología del derecho de los padres a
elegir la educación de sus hijos que pregonara Friedman, se privó y se
priva a las jóvenes generaciones que asisten a casi el 28% de las escuelas del
país del derecho a conocer la diversidad de pensamientos, otras miradas
ideológicas, diferentes a los que la escuela seleccionada por los padres
realiza, en una especie de prolongación de la socialización primaria. O sea,
negándoles la socialización secundaria, su ingreso a la sociedad con su
compleja trama de ideologías, valores y puntos de vista. Las escuelas del Sagrado
Corazón, de la Inmaculada Concepción, de Las adoratrices de María, entre tantas
otras, convencen a niños y jóvenes de
que es posible caminar sobre las aguas
y concebir sin pecado.
Bajo el gobierno del F.P.V. de Néstor Kichner y luego
de Cristina Fernández, nuestro sistema
educativo reafirmó el curso privatista y por tanto adoctrinador de la educación
privada. Lo hizo tanto desde la norma, como del financiamiento. La Ley de
Educación Nacional (LEN) la reconoce y alienta. La considera como pública diferenciando sólo su gestión
(privada o pública). Alrededor del 70% de las escuelas privadas reciben
subsidios de los presupuestos nacionales
y provinciales.
El
adoctrinamiento ideológico desde las escuelas ha sido y es una herramienta de
consolidación de poder de las clases dominantes sobre los sectores trabajadores
y populares. Su naturalización es tan fuerte que lleva a pensar a los voceros
de la Iglesia dentro del Estado, en este caso Bullrich, que solo existe cuando
el recorte que se hace es de otro sector dominante diferente, en este caso el
que representa el del F.P.V.
Con la
apertura democrática irrumpió el debate político en las aulas
A partir del regreso al régimen constitucional en 1984,
un cambio se operó en nuestras escuelas públicas. La caída de la Dictadura
Militar supuso también la caída del adoctrinamiento ideológico en las escuelas
y los medios sobre la teoría de la seguridad y el peligro de la subversión
terrorista. El reclamo popular por la democratización de las instituciones hizo
que lentamente el debate se abriera. El discurso de los derechos humanos y la
defensa de las libertades democrática tomó espacio entre los contenidos que
trabajó la escuela.
La restitución del Estatuto Docente y el régimen de
designación de docentes por concurso público devolvieron a éstos el derecho a
expresar sus ideas sin miedo a la desaparición o el despido. Al mismo tiempo se
habilitó la voz de los estudiantes para favorecer el desarrollo del pensamiento
crítico. Con tropiezos y desigualdades se fue gestando la cultura de que se
podía opinar, disentir, sin miedo a que te bajaran la nota o te persiguieran. La
creación de centros de estudiantes y el derecho a agremiación de los docentes
dio paso a espacios propios de profundización de los debates políticos sobre
diversidad de temas. Las luchas de docentes y estudiantes en distintas etapas
hicieron irrumpir la política en las aulas.
Los talleres
de la Cámpora, un salto en el adoctrinamiento
Sin embargo, los recientes talleres de “Fortalecimiento
de la Democracia” de la Cámpora en las escuelas medias no van ese sentido, el
del debate sino, claramente, en el del adoctrinamiento dogmático. Desde la
fuerza de poder que da el aparato de Estado, no sólo en recursos económicos, sino revestido de la legitimidad que
tiene la institución escolar en nuestra sociedad y la tradición democrática de
la docencia, se convoca un espacio donde
el discurso que circula exclusivamente es el oficialista.
En lugar de fortalecer la educación democrática
estamos frente a la reedición de la “educación
bancaria”, de la que tanto nos previno el maestro brasileño, y una negación
de la “educación problematizadora o
dialógica” que éste propuso. Freire
cuestionaba los modelos educativos tradicionales donde la fuente del saber era
el/la docente quien lo “depositaba” en un receptor pasivo, el/la alumna.
Alertaba que estos diseños eran usados tanto por la derecha como por la
izquierda. En cambio promovía una propuesta educativa donde docente y alumno partieran
de situaciones problemáticas de la realidad en la que se estableciera un
diálogo o intercambio.
Desde la forma,
los talleres políticos con rondas y juegos de la Cámpora se presentan como dispositivos
con una apariencia tentadora, casi democrática, que no revista el carácter de
clase expositiva tradicional, pegado al diseño bancario o autoritario que criticaba Freire. Sin embargo, si la
selección de los talleristas, los contenidos, el costoso decorado con banderas
y afiches, hasta los materiales de
trabajo, (mientras las bibliotecas carecen de recursos para abastecer la
demanda de libros y material didáctico) son decididas desde el poder político
oficial, el resultado no puede ser otro que una imposición de ideas, un abuso
de poder en la formación de los jóvenes. Presentar a Néstor Kichner como el
“Eternauta” del Siglo XXI no es precisamente crear una situación problemática
para una relación “dialógica”. Es presentar un modelo de respuesta política
partidaria como salida, ya digerida por
quien la porta, y para ser receptada por
quien la recibe en una clara subestimación de su capacidad de debate y crítica.
Descartemos que no existe convocatoria a otras corrientes políticas al
intercambio de ideas y propuestas. Hay uso abusivo, incluso, de una figura
entrañable como es el personaje de Solano López y Oesterheld para reducir los
debates políticos a una especie de Juego de la Oca donde la salida es aprobar
lo actuado por el expresidente y su esposa.
La educación es en sí un acto político y quienes
suscribimos esta nota nos reconocemos militantes políticas y sociales. La
diferencia está en que la escuela como espacio público debe habilitar y alentar
el desarrollo del pensamiento crítico sobre la base de garantizar la igualdad
de condiciones para la circulación de discursos diferentes, cuestión que está
en las antípodas de los mencionados talleres.
Curiosamente, la propia Cámpora impide el debate de
otras agrupaciones, allí donde dirige los Consejos Escolares. Vaya como ejemplo
el caso del Consejo de San Martín de Provincia de Bs As. que no autorizó a agrupaciones gremiales docentes de ese
distrito el permiso para reunirse en los establecimientos escolares, fuera del
horario escolar, para discutir el nuevo Reglamento de Escuelas que quiere
implementar el Gobierno de la Provincia de Bs. As.
La respuesta
macartista del Ministro de Macri:
La reacción del Ministro de Educación de Educación del
PRO de Ciudad de Bs As es francamente
macartista. La instalación de una
línea 0800 para convocar a la delación a las actividades políticas que realicen
docentes y estudiantes es un acto propio de una conducción política que reedita
viejas prácticas represoras y persecutorias en nuestro país. Una política que
ya fue puesta en práctica al inicio del Gobierno de Macri desde el Ministerio de Educación cuando contrató a Ciro
James para realizar escuchas telefónicas y la investigación ilícita de las actividades
de docentes y estudiantes en las escuelas. Esto, como es de público
conocimiento, derivó en el enjuiciamiento de Macri con fallo de casi inminente
resolución. Tampoco nos sorprende de un gobierno que censuró la edición de
materiales para el Bicentenario confeccionados por la Dirección de Curriculum de
su propio Ministerio porque su visión de la historia no coincidía con la del
PRO. O que ha iniciado procesos penales a integrantes del Consejo Directivo de de Ademys por acompañar los reclamos de
estudiantes contra el cierre de cursos[2].
Las denuncias de Bullrich por adoctrinamiento son un
acto de hipocresía. Este Ministro dirige la Educación de Ciudad con cuadros de
la Universidad Católica y el CON.SU.D.E.C, justamente los mayores
adoctrinadores de nuestro país que cercenan
el conocimiento a la visión de la jerarquía católica de nuestra
historia.
La campaña de delación vía el 0800 del PRO va más allá
de la Cámpora y el Gobierno Nacional. Es un ataque a la juventud, a su derecho
a pensar, a discutir de política y más,
a organizarse por la defensa de sus derechos y propuestas políticas.[3]
Hacer de las
escuelas verdaderos espacios públicos
Detrás de la disputa entre el F.P.V. y el PRO existe,
sin embargo, una coincidencia de fondo. Ambos comparten que la escuela debe ser
trasmisora de una curricula impuesta desde el Estado como poder superior. Su discrepancia es por el recorte que se debe
hacer, según la visión de su partido,
expresión de un particular sector de las clases dominantes de nuestro país. Si el PRO fuera gobierno nacional elevaría al
país la censura de los libros de historia que ya hizo en Ciudad y casi seguro,
se diluirían las críticas al General Roca y/o a los militares genocidas.
La escuela fue
y es espacio de disputa de poder. La docencia tiene un lugar de poder en
relación al conocimiento al que puede recortar ideológicamente según su propio
punto de vista o pertenencia partidaria. También una relación de poder con
respecto al/la estudiante que está formándose y no conoce la diversidad de
pensamientos. ¿Cómo resolver la tensión entre esta relación de poder desigual,
las imposiciones que vienen de los gobiernos de turno y una ética educadora que
favorezca el desarrollo del pensamiento crítico, la construcción del conocimiento público, contrastable,
no fanatizado ni doctrinario? ¿Cómo garantizar que la escuela facilite que los
diferentes puntos de vista sean puestos en debate?
La escuela
tiene algunos puntos de apoyo sobre los cuales ir edificando esta perspectiva
en la medida en que se construya como espacio público. Es decir, donde las
reglas de juego coarten las imposiciones de poderes dominantes y en cambio abran
el juego a la participación y decisión colectiva del conjunto de sus
integrantes. En esa perspectiva defendemos algunas propuestas:
1) La designación
de docentes debe seguir siendo por concursos públicos. Este formato histórico
de nuestro sistema educativo público está siendo minado por las designaciones “a dedo” de
docentes para talleres de formación,
planes de mejora, tutores, etc. También está amenazado por los todavía latentes
proyectos de evaluación docente que afectarían la pluralidad de miradas además
de la estabilidad o carrera docente por fuera de estos concursos.
2) La
bibliografía y/o material didáctico que se use no puede ser impuesta en forma
unidireccional por parte de los ministerios de educación de cada jurisdicción
sino abierta a la elección en cada institución o cátedra brindando a éstas
recursos económicos para ese fin.
3) Todo
dispositivo extra-áulico que se organice o auspicie desde la Institución
escolar debe garantizar la igualdad de voces al menos existentes en esa
institución para la participación y/o debate. Las instituciones podrán seguir
facilitando el uso de los establecimientos escolares para iniciativas
particulares de agrupaciones políticas, gremiales o sociales pero sin su
auspicio.
4) La docencia
habilite los recursos para que los estudiantes y alumnos/as conozcan y
dialoguen con diversidad de discursos más allá de las propias posturas ideológicas.
5) La formación
docente inicial sea resorte exclusivo de Institutos públicos bajo régimen de
concurso público.
6) La educación
formal se brinde en un sistema educativo público único, anulándose los
establecimientos religiosos o empresariales. Estos tienen la libertad de
divulgar su pensamiento o doctrina en espacios particulares, previstos a tal
fin: Centros culturales, iglesias, fundaciones, locales partidarios,
seminarios, etc.
7) Es urgente replantearnos
el tipo de instituciones escolares, empezando por democratizar las actuales. Es necesario que sus integrantes, docentes,
estudiantes y familias discutan, decidan
y ensayen formas de gobierno verdaderamente democráticas, debatan los contenidos
escolares. En fin, practiquen la democracia en el marco de un verdadero espacio
público.
Bs As, 20 de Agosto de 2012
[1]
Claudia Baldrich es integrante de SUTEBA y docente de Enseñanza Superior y
Media en San Martín
Laura Marrone es Secretaria de Asuntos Pedagógicos de
Ademys (CaBA) y docente de Enseñanza
Superior en Provincia de Bs As
[2]
La fiscalía del Juzgado de Ciudad de Bs As archivó la causa por falta de
méritos el 31/08/12.
[3]
Esta nota fue publicada antes de la separación del cargo a 6 docentes y 1
auxiliar de la Escuela 3 DE 18 por parte del Ministro de Educación del PRO en
CaBA efectuada el 28/08/12. La medida es un hecho inédito en el país desde el
retorno al régimen constitucional en todo el país y da cuenta del carácter
macartista que venimos denunciando ha adoptado el Gobierno de Macri. La medida fue
masivamente repudiada por la docencia de la Ciudad con un paro realizado el 31
de agosto convocado por Ademys (CTA) y UTE (CTERA) y una campaña de abrazos,
asambleas con familias y cartas públicas exigiendo el reintegro de los docentes
a sus cargos.
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