TRABAJO ESCLAVO EN ESCUELAS DE LA CIUDAD DE BS ASA
La tarde es gris y hace frío. Termino mi recorrida por las
escuelas. Cuando estoy por retirarme entran Mirta y Susana, los rostros
cansados, surcados por arrugas prematuras. Son mujeres inmigrantes, de
nacionalidad peruana y boliviana. Casi sin respirar empiezan a disparar: “Nunca
trabajé tanto, y hasta las P.A.S.O no hay respiro” afirma Mirta. Trabajan como
auxiliares de portería, en esa escuela. Pero
no son empleadas del gobierno de la ciudad. “Estamos en negro, sin estabilidad,
sin ningún derecho”. “Hacemos el mismo trabajo que ellos” sostienen mientras señalan a Juan que
es auxiliar de portería, pero en blanco, reconocido por el gobierno de la
ciudad. “Solo cobramos 2.000 pesos por 5 horas de trabajo mientras a “ellos”,
les pagan por el mismo trabajo 6.000 pesos”.
Les pregunto por qué era tan agotador la limpieza de la
escuela donde estamos. Dicen que ese no
es el problema, “Estamos acostumbradas. Yo trabajé muchos años en fábrica, pero
el problema es que ahora no tengo descanso: cuando salimos de aquí, tenemos que
ir a pegar carteles un día, otro a pintar o repartir papeles de la política. Y a veces a reuniones”,
dice una mientras la otra continua “El
sábado a la mañana tenemos que pasar por Combate de los Pozos y allí la coordinadora
nos da los paquetitos de 500. Tenemos que estar 4 horas, pero por suerte, a
veces en 2 terminamos”, agrega Mirta. Susana con su cuerpo tirado sobre una
silla, esperando su turno de ir a limpiar las salitas suspira: “Y lo peor es
que el domingo de las elecciones, tenemos que llevar 5 conocidos para ser
fiscales, además de nosotros, y ni siquiera pagan”. “Yo solo conseguí 2 hasta
ahora” afirma la primera.
“Pero, ¿por qué hacen todo eso si no les gusta?” pregunto.
“Porque necesitamos el trabajo, y si no lo hacemos tal vez nos quiten de aquí,
pero es tan poco, así no vamos a progresar nunca”, dicen las dos casi a coro. “Pero, para quién hacen todo eso? pregunto ahora con cierto
estupor. “Para los políticos, para Donda
y Prat Gay”, contestan sin dudar. “Y así
nos manda la cooperativa. Ellos no hacen nada, y son los que reciben el dinero
del gobierno. Usted ¿no sabe por qué el gobierno acepta que haya cooperativas
en las escuelas en vez de pagarnos como a ellos?” volviendo a señalar a Juan
que se va al patio.
Mirta y Susana muestran sus guardapolvos donde llevan la
inscripción, pero piden que no las nombre, porque la coordinadora les dijo que
si andan hablando se van a quedar sin nada. Leo: “Cooperativa Milagros. Barrios
de Pie”.
Desde hace más de 20 años los diferentes gobiernos de la
ciudad quisieron privatizar el servicio de limpieza de las escuelas y los
docentes fuimos solidarios, y lo impedimos. En forma molecular, los cargos
vacantes de auxiliares de portería han empezado a llenarse con este tipo de
cooperativas. Esto es una privatización encubierta, precarización, y trabajo en
negro. Tenemos que detenerlo. Somos trabajadores de la educación, y no podemos
permitirlo, aunque no sean docentes. Relevemos lo que pasa en las diferentes
escuelas, ordenemos una denuncia y enfrentémoslo.
(Los nombres son ficticios. Las personas referidas temen ser
“despedidas”
Bs As, 1 de agosto 2013
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